Los servicios presenciales o interpersonales de los guías interpretativos, (para en esta ocasión no llamarlo guía intérprete ya que a veces se presta para confusión con otras "interpretaciones") así como pueden ser las exhibiciones auto-guiadas, son todos ejemplos de la comunicación mediante "medios interpretativos". También lo son paneles interpretativos en senderos, aplicaciones móviles y otras herramientas tecnológicas que utilizamos en la actualidad. Para la disciplina, los guías interpretativos, al desarrollar una charla o un circuito guiado cumplimos el rol del medio interpretativo, pero no somos cualquier medio, ni cualquier guía, así como tampoco hablamos de cualquier interpretación.
La diferencia entre un medio cualquiera y uno interpretativo radica en la aplicación de los principios metodológicos o "mapas" de la disciplina de la interpretación del patrimonio. El profesional involucrado, sea de la hospitalidad, la educación ambiental, la divulgación o el turismo, debe comprender a su audiencia y asumir su rol como comunicador, planificador y gestor. Un medio interpretativo siempre tiene un propósito y se fundamenta en una misión, al menos desde los principios de la comunicación estratégica aplicada a "esta" interpretación y de la metodología que propone la NAI, Jorge Morales o el Dr. Sam Ham.
La interpretación, ya sea en la naturaleza, un museo, un parque o un viñedo, busca establecer una conexión personal y relevante con el visitante. El guía intérprete, por su conocimiento, profesionalismo o por su uniforme, es percibido como una autoridad y una voz del lugar. Esto genera una predisposición a escuchar sus explicaciones. Sin embargo, tenemos evidencia de que esto no siempre funciona con las "audiencias no cautivas" (los visitantes).
La primera herramienta que un guía interpretativo utiliza para evitar parecer autoritario, moralista o simplemente un transmisor de información objetiva es la autoridad del recurso. En esta disciplina, el enfoque se centra en el lugar (patrimonio) en sí, en sus significados y en el objeto en cuestión, más que en imponer normas, las medidas coercitivas o demostrar un conocimiento superior. Esta perspectiva, propuesta por el Dr. George Wallace en 1990, permite al guía interpretativo convertirse en un facilitador, invitando a los visitantes a descubrir, cuidar y valorar el patrimonio de manera personal desde la “autoridad del recurso”.
La autoridad del recurso es solo una de muchas herramientas o enfoques, simples pero contundentes, que transforman la experiencia tanto del guía como del visitante. Al cambiar el ángulo desde el cual se aprecia el patrimonio, se problematiza su cuidado y se invita a una experiencia más enriquecedora y significativa.
Las herramientas de la interpretación del patrimonio como esta, aunque especialmente útiles en las áreas protegidas, pueden aplicarse a cualquier enfoque patrimonial que busque establecer una conexión personal con el visitante.
Según Sam Ham (2014), un aspecto que puede definir a la interpretación del patrimonio son sus objetivos estratégicos, y es lo que él denomina "el final de partida" de la interpretación. En su libro, Ham cita el estudio de los australianos Philip Pearce y Giana Moscardo (1998), quienes evaluaron la influencia de la interpretación en la satisfacción de los visitantes, concluyendo que los aspectos interpretativos contribuyeron positivamente a la experiencia global. Los argumentos más contundentes de Ham son que esta disciplina mejora la experiencia, puede fomentar actitudes de aprecio y, por tanto, modelar el comportamiento.
Para lograr esto, Ham (2014) propone una estrategia cercana a la provocación, pero lejos de la simple instrucción. Identificando tres arquetipos principales en los intérpretes: el "provocador", el "profesor" y el "animador". Estos arquetipos, al encontrar el equilibrio adecuado, pueden mantener la atención, transmitir información y estimular el pensamiento, desde un estilo y un enfoque. Como afirma la Interpretation Australia Association (2012), "La interpretación del patrimonio es un medio para comunicar ideas y sentimientos que ayuden a las personas a comprender más sobre sí mismas y su entorno".
Con el fin de alcanzar este objetivo, Sam Ham (2014) propuso la metodología TORA, que es un marco de referencia o un mapa metodológico actualizado para los medios y guías interpretativos, ofreciendo herramientas efectivas para el desarrollo del intérprete como un medio intencionado. En otras palabras, si seguimos estos lineamientos en la interpretación del patrimonio, enfocándonos en objetivos claros y adoptando un estilo gentil e inspirador, que resalte la 'autoridad del recurso', podremos diseñar recorridos guiados interpretativos, además de mensajes cautivadores y comunicaciones amables, que cumplan con los estándares de calidad para lograr objetivos sustentables, transformadores y poner la mirada sobre lo que realmente importa: nuestro legado natural y cultural
Te invito a compartir tu opinión profesional y a reflexionar sobre nuestro rol juntos ¿Somos guías intérpretes o interpretativos? ¿Qué te hace más sentido a ti?
Para más información siempre puedes:
Descargar el ART o (Autorithy of the Resourse Technique) del profesor George N. Wallace de la Colorado State University publicado en 1990
Adquirir el gran mapa metodológico del Dr. Sam Ham "Interpretación para marcar la diferencia intencionadamente" traducido al Castellano en el 2014.
Profundizar con el infaltable quid de "estas" herramientas de Jorge Morales Miranda "Interpretación del patrimonio. El arte de acercar el legado natural y cultural al público visitante", tercera edición 2022.
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